Partimos de Chota, y tras llegar al pueblo de Conchán, orillando el costado izquierdo del río Conchano descendemos la encajonada y serpenteante calzada que en un aproximado de 25 minutos avistamos cómo el paisaje ensabanado de copioso sauzal empieza a extenderse y abrirse como brazos a lo largo y ancho de la explanada -en muestra clara de hospitalidad, armonía y tranquilidad- indicándonos, que hemos llegado a la “tierra de las limas”; ¡es el distrito Tacabamba!
Por circunstancias laborales, visité nuevamente Tacabamba; esta vez, empezamos a caminar, adentrarnos y conocer un poco más a su gente, sus actividades y su geografía. Tacabamba es un distrito de urbe pequeña pero de gran extensión rural, donde sorteando lo inhóspito de la geografía, encontramos desconocidos villorrios como Chuspa, Chamana, Jalka Nungo y otros que perennizan sujetos en las laderas de los altozanos.
Tacabamba es un valle bañado por los ríos Tuspón y Lazcán, los mismos que aguas abajo forman la impresionante cascada El Condac. El verdor de la floresta y la exquisitez de sus viandas, han convertido en perfecto lugar para el goce familiar lejos del mundanal ruido y disfrutar la naturaleza en su máximo esplendor; pues, cual acuarela serrana, nos adiestra a descubrir nuevas e infinitas razones para amar la vida.
“Desde la Quinta al Cumpampa
entre Las Tunas y Luzcapampa;
manos artesanas entretejen días de vida
moldeando historias, esparciendo esperanza…”
El ‘pañón’ es la patente; ’el pedreao’ la vianda del exigente paladar; las mieles sabrosas son los ‘rallados‘; y su gente briosa, el mayor capital para encaminar a este pueblo al sitial que le corresponde.
¡Allá vamos!
Fotos: Internet