El Capital. Unánimemente considerada como la obra esencial de Karl Marx, es un magno tratado en tres volúmenes, publicado su primer tomo en 1867. Conocida en su idioma original alemán como Das Kapital. Ha sido leída como una obra de filosofía, como un tratado de economía, o como un tratado político sobre las relaciones de dominación entre las clases, de un lado los proletarios y de otro los burgueses.
Redacción y compilación de los volúmenes
En su estancia en Inglaterra, Marx profundizó en el estudio de la economía política clásica y, apoyándose fundamentalmente en el modelo de David Ricardo, construyó su propia doctrina económica, que plasmó en El capital; de esa obra monumental sólo llegó a publicar el primer volumen (1867), mientras que los dos restantes los editaría después de su muerte su amigo Engels, poniendo en orden los manuscritos preparados por Marx.
Partiendo de la doctrina clásica, según la cual sólo el trabajo humano produce valor, Marx señaló la explotación del trabajador, patente en la extracción de la plusvalía, es decir, la parte del trabajo no pagada al obrero y apropiada por el capitalista, de donde surge la acumulación del capital. Denunciaba con ello la esencia injusta, ilegítima y violenta del sistema económico capitalista, en el que veía la base de la dominación de clase que ejercía la burguesía.
Marx se propuso desarrollar un socialismo científico que partía de un detallado estudio del capitalismo desde una perspectiva económica y revelaba las perversiones e injusticias intrínsecas del sistema capitalista; en tal análisis, fecundo por los desarrollos posteriores y vigentes en muchos aspectos, reside el verdadero valor de su legado. En cualquier caso, es innegable la altura de sus ideales; nunca ambicionó nada excepto «trabajar para la humanidad», según sus propias palabras. Y, refiriéndose a su libro El capital, dijo:
«Dudo que nadie haya escrito tanto sobre el dinero teniendo tan poco»
Trabajó en una intensa investigación y en la redacción de un extenso manuscrito de su obra, principalmente entre 1861 y 1863, sin embargo solo alcanzó a publicar en vida el primer libro de “El capital”, en 1867 y dedicó al Wilhelm Wolff.
La segunda edición alemana de este libro, corregida y aumentada, fue dirigida por él y fue impresa en 1872 y publicada en 1873. Los dos libros restantes, publicados entre 1885 y 1894, fueron editados, a partir de los manuscritos de Marx, por su amigo y colaborador Friedrich Engels, quien tuvo que llenar algunas lagunas, de apartes indicados pero no redactados, y dar al texto de Marx una forma apropiada para la publicación.
Marx también había manuscrito el material para el libro cuarto, una historia crítica de las doctrinas económicas centrado en el análisis de las teorías sobre la plusvalía, del cual, Karl Kautsky publicó una edición sintética entre 1905 y 1910; conociéndose en 1956 una edición completa de los manuscritos, publicada por Dietz Verlag en Berlín.
Nombre de los tomos
Tomo I. El proceso de producción del capital.
Tomo II. El proceso de circulación del capital.
Tomo III. El proceso global de la producción capitalista o El proceso de producción capitalista, en su conjunto.
Primer Tomo
El primer libro es el más conocido, además es considerado una exposición general del modo de producción capitalista, donde sus elementos básicos y su articulación visto de manera general y de manera analítica sin considerar ciertas variables (especialmente de la circulación), sino centrándose especialmente en la fase de producción que Marx considera el fundamento de todo el sistema capitalista y de manera general de todo modo de producción.
En la sociedad capitalista (así comienza el volumen) la mercancía no cuenta por su valoración social: se ha convertido en un objeto abstracto, un fetiche. De modo particular, el dinero «que refleja sobre una mercancía sus relaciones con todas las demás» se apodera del alma humana y la tiraniza como un demonio. El dinero es el que compra a los hombres y el trabajo de éstos. La fuerza-trabajo, productora de las mercancías, se cambia y se compra como otra mercancía cualquiera y obedece a las mismas leyes del mercado, olvidando que detrás de ellas hay un hombre, con su familia: el proletario. Este proletario es libre, pero si no vende su trabajo se muere de hambre. Vende su capacidad de trabajo, pero ésta es una cualidad personal, y no se puede vender aisladamente, por esto una vez hecho el contrato entre capitalista y trabajador, éste, con toda su personalidad y sus necesidades, pasa a manos del otro.
Para el capitalista, el dinero debe multiplicar dinero. También el dinero invertido en los salarios se multiplica, o sea, que la fuerza humana adquirida produce al capitalista una plusvalía, además del valor con que la paga. La formación de la plusvalía y su aumento se efectúan de las siguientes maneras: 1º) el capitalista obliga al operario a darle su trabajo por un tiempo superior al que se necesita para compensar el salario, 2º) la mercancía-trabajo, en vez de consumirse como otra cualquiera, produce (al consumirse) un valor superior al que representa, esto es, que el trabajo produce un excedente sobre su costo, que es la plusvalía, monopolizada por el capitalista, el cual tiene poder de imponer al operario las condiciones que quiera, 3º) cuando no es posible ulteriormente aumentar la jornada de trabajo por vía directa, el capitalista procura aumentarla indirectamente, modificando el proceso técnico, toda mejora de la técnica productiva equivale a un aumento de la jornada de trabajo, aumenta la producción y por eso acrece la plusvalía.
Esta última consideración pone en claro que, en un momento dado de la evolución del proceso productivo, esto es, cuando el capitalista ha llevado a su límite extremo los dos primeros modos de aprovechamiento, el problema del aumento de la plusvalía se torna esencialmente un problema técnico: mejorar los medios técnicos de la producción. Los inventos mecánicos han sido, a este respecto, el gran recurso del capitalista.
En manos del capitalista la plusvalía se convierte en nuevo capital: así se obtiene la acumulación. Ésta, por un proceso cuyas varias fases analiza Marx en la obra, conduce a la concentración de los capitales y a la centralización, hasta que el capitalismo cae en un círculo vicioso. He aquí cómo se sintetiza en el pensamiento de Marx el círculo cerrado del sistema capitalista: en la competencia de la producción vence el precio más bajo, el precio más bajo es el resultado de un alto rendimiento de trabajo, y éste se resuelve en máquinas más poderosas y en talleres más perfeccionados, y por tanto en un capital mayor; de aquí la necesidad de acumular a ritmo creciente, pero cuanto más se acumulan las máquinas, más disminuye proporcionalmente el número de obreros y más pequeña se hace la proporción del capital circulante (mano de obra) respecto al capital fijo (máquinas, instalaciones, etc.), como la plusvalía deriva del capital circulante, cuanto más pequeña sea la proporción de este capital, tanto menor se hace la proporción de la plusvalía (que puede aumentar en valor absoluto, pero disminuye en valor relativo). En tanto, crece la masa de obreros desocupados, de manera que las posibilidades de consumo decrecen, mientras por otra parte aumentan las mercancías en el mercado.
Entonces es menester, para que los parados vuelvan a consumir, ocuparlos en nuevas ramas de la industria, o desarrollar las que ya existen. Pero para esto son menester nuevos capitales y los nuevos capitales no se pueden obtener sino con la acumulación, y la acumulación no se obtiene sino con el aumento de la plusvalía. Para aumentar el valor relativo de la plusvalía sería menester disminuir el valor de la mano de obra, bajando el precio de las mercancías consumidas por el trabajador. Para disminuir el precio de las mercancías es necesario aumentar la productividad, mejorando la técnica. Y para mejorar la técnica, es menester también acumular, aumentando la plusvalía, y así sucesivamente. De esta forma el círculo vicioso queda cerrado. De cuando en cuando el círculo se interrumpe, con los almacenes repletos, y las salidas cerradas, el mercado ya no acepta nada, quiebras, obreros sin trabajo, revueltas de los hambrientos: crisis. Tal es el círculo vicioso del sistema capitalista; pero éste, como el sistema de que es expresión, ha tenido también su punto de partida.
Al origen del capitalismo corresponde el origen de la acumulación, pecado original de la economía política. La primera acumulación del capital es fruto de una expropiación: de propiedad privada conquistada con el trabajo. Inmediatamente se tiene una nueva forma de expropiación: la del capital inferior, que ya se aprovecha de una muchedumbre de operarios. Todo capitalista ha matado a otros y, la mayoría de las veces, será muerto por uno mayor que él.
El proceso alcanza tales extremos que, en un momento dado, el número de los capitalistas es muy pequeño y se vuelve amenazadora para ellos la masa de la miseria que, en el polo opuesto, se organiza, se une y se subleva. Es el propio desarrollo del mecanismo capitalista el que anima esta masa, en efecto, el monopolio del capital se torna un impedimento hasta para los métodos de producción surgidos del mismo capitalismo. La concentración de los medios de producción y la socialización del trabajo alcanzan tales límites que resultan incompatibles con la estructura capitalista, dentro de la cual se han originado y se han determinado. La estructura se convierte en superestructura, y habrá de derrumbarse. El final de la propiedad capitalista está próximo. Los expropiadores serán expropiados.
Segundo Tomo
En este segundo volumen se describe minuciosamente el funcionamiento del mercado, del cual son esclavos los capitalistas, pero éstos, para disminuir los riesgos de los caprichos del mercado, se ayudan recíprocamente, fundan las bancas y adoptan medidas de seguridad. Así los fenómenos caóticos acaban por regularizarse, y el capitalista consigue vivir más seguro en su propio edificio. Pero mientras tanto el mecanismo se ha complicado, y el capitalista, a pesar de seguir obteniendo la plusvalía sólo de su actividad de industrial, asume nuevas funciones: se convierte en comerciante, mediador, banquero, latifundista. Se hace ayudar por una muchedumbre de otras personas: éstas ayudan al capital a conseguir su provecho, y por esto reclaman una parte de él. El provecho, en adelante, habrá de ser repartido entre todos los lobos de la horda. El modo cómo haya de ser dividido viene marcado por el propio juego del mecanismo capitalista.
Ya la economía clásica había notado que los capitales empleados en las más diferentes empresas dan, en un mismo país y en un mismo tiempo, una proporción igual de provecho.
Tercer Tomo
En el tercer volumen de El capital, Marx explica que los diferentes provechos se igualan en el momento de la venta de la mercancía, porque el capital no ingresa el provecho de su producción particular, sino únicamente su parte en el botín general. Los capitalistas se comportan, en lo que concierne al provecho, como accionistas de una gran sociedad: no se distinguen unos de otros sino por el importe relativo de los capitales empleados por cada uno de ellos.
Datos del autor
Karl Marx. Filósofo, historiador, sociólogo, economista, escritor y pensador socialista alemán de origen judío. Fundador del comunismo científico, de la filosofía del materialismo dialéctico e histórico, de la economía política científica, jefe y maestro del proletariado internacional. Contemporáneo del teórico anarquista Mijaíl Bakunin, fue a su vez padre teórico del socialismo científico y del comunismo, junto a Friedrich Engels; hoy es considerado una figura histórica clave para entender la sociedad y la política.