La acertada política de integración comercial del Perú con distintas economías del mundo ha permitido explotar nuestras ventajas comparativas y posicionar diversos productos nacionales en mercados extranjeros. Particularmente, los 23 acuerdos comerciales vigentes han contribuido indiscutiblemente al crecimiento económico del país, la reducción de la pobreza, la generación de empleo y nuevas oportunidades de desarrollo para la población. En esta línea, uno de los principales es el que se mantiene con EE. UU., el cual cumplió 12 años el pasado 1 de febrero.
Actualmente, EE. UU. se ubica como nuestro segundo socio comercial más importante y es el primer destino de exportación de sectores como el agrícola tradicional, el agropecuario, el textil y el pesquero no tradicional, principalmente. Su liderazgo ha sido notorio aún frente a las condiciones adversas de la pandemia; por ello, resulta necesario e importante analizar la evolución del intercambio comercial con ese país durante los 12 años del Tratado de Libre Comercio (TLC).
Según cifras de la Sunat, el valor de nuestras exportaciones a EE. UU., durante el período enero-noviembre de 2020, fue de US$ 5,563 millones, un 8.2% más de lo que se registró durante dicho período en 2019. En general, la tasa de crecimiento anual promedio[1] de nuestras exportaciones a EE. UU. ha sido del 2.3% desde 2009, lo que ha beneficiado a miles de emprendedores peruanos que encontraron oportunidades de comercio para sus productos. En 2020, se registraron aproximadamente 2,500 empresas nacionales que exportaron al país norteamericano, una actividad que se traduce en mayor cantidad de empleo e ingresos para las familias peruanas.
Con respecto a la estructura de las exportaciones, los envíos de productos tradicionales representaron un 39% del total exportado entre enero y noviembre de 2020, con un valor de US$ 2,169 millones. Esta cifra representó un aumento del 27.7% frente a lo registrado en el mismo período en 2019, promovido principalmente por el mayor valor de exportación de los productos mineros (US$ 1,695 millones, +59.2%), entre los que resaltan el oro (US$ 1,260 millones, +184.7%) y el estaño (US$ 136 millones, +4.3%), así como por la mayor exportación de productos agrícolas (US$ 202 millones, +2.5%). No obstante, los envíos tradicionales han registrado una caída anual promedio del 2.3% desde 2009, cifra justificada por el menor valor de exportación de productos de petróleo y derivados, principalmente, que registra una caída anual promedio del 8.8%.
Lo contrario sucede con nuestras exportaciones no tradicionales, que desde 2009 han aumentado anualmente un 7.7%, gracias al crecimiento anual de nuestros envíos mineros no metálicos (+13.7%), agropecuarios (+12.6%) y químicos (+12.4%), principalmente. Así, el beneficio de la apertura comercial con EE. UU. se refleja especialmente en nuestros envíos no tradicionales, que representaron un 61% del total exportado en el período enero-noviembre de 2020, con un valor de US$ 3,394 millones. Sin embargo, esta cifra reflejó el impacto negativo de la pandemia, pues disminuyó un 1.5% respecto de lo exportado en el mismo período en 2019. Los sectores más afectados durante dicho período fueron pieles y cueros (US$ 2.3 millones, -26.1%) y metalmecánico (US$ 92 millones, -24.7%).
A pesar de la caída de las exportaciones no tradicionales en el período enero-noviembre de 2020, se debe resaltar el favorable desempeño de nuestras exportaciones agropecuarias, el principal sector de exportación a EE. UU. Con un importante crecimiento anual promedio del 12.6% desde 2009, los envíos agropecuarios a ese país se han convertido en un motor importante del desarrollo agrícola nacional, pues las familias dedicadas al rubro se beneficiaron por el aumento del valor exportado durante la pandemia. Así, entre enero y noviembre de 2020, el valor de exportación de productos agropecuarios fue de US$ 2,100 millones, un 9.7% más que lo registrado durante enero-noviembre de 2019 y resaltaron los arándanos (US$ 486 millones, +19.4%), las uvas (US$ 295 millones, +28.8%), los espárragos (US$ 229 millones, +4.6%) y las paltas (US$ 158 millones, -32.2%). Al respecto, queda por ver cuál será el impacto de la reciente modificación del marco legal agrario, de cara a los siguientes años.
De igual forma, los beneficios del TLC se extienden a las importaciones. En 2020, se registraron 8,689 empresas peruanas que importaron productos de EE. UU., lo que promovió el ingreso de nuevos recursos tecnológicos y de calidad a un precio competitivo. El crecimiento anual promedio de nuestras importaciones de productos estadounidenses es del 3.7% desde 2009, impulsado principalmente por el incremento anual de nuestras importaciones en bienes de consumo (+6.8%) e intermedios (+5.9%).
Específicamente, en el período enero-noviembre de 2020, el valor de nuestras importaciones provenientes de EE. UU. fue de US$ 5,975 millones, un 26.9% menos que lo registrado en el período enero-noviembre de 2019, producto de la menor importación de bienes intermedios (US$ 4,086 millones, -28.7%) y de capital (US$ 1,283 millones, -23.8%).
Por otro lado, como complemento de los aspectos de apertura comercial, el TLC promocionó el atractivo del Perú para recibir inversión estadounidense. De acuerdo con cifras de ProInversión, la inversión directa de EE. UU. en el Perú alcanza en la actualidad los US$ 3,212 millones y los principales sectores de inversión son el minero (US$ 956 millones), el industrial (US$ 913 millones), el financiero (US$ 428 millones) y el energético (US$ 405 millones). De esta manera, EE. UU. se encuentra entre los cinco países con mayor nivel de inversión extranjera directa en nuestro país.
De igual manera, a pesar de ser poco mencionado, otro aspecto importante de este TLC fue que abrió el camino para los acuerdos comerciales que posteriormente fue negociando y suscribiendo el Perú, incluyendo aspectos de mucha relevancia como mejora regulatoria, facilitación de comercio, comercio transfronterizo de servicios, comercio electrónico, telecomunicaciones, servicios financieros, propiedad intelectual, y aspectos laborales y de medio ambiente relacionados con el comercio, entre otros. La implementación de estas obligaciones internacionales ha generado un estándar de medidas destinadas a mejorar la eficiencia del Estado y beneficiar económicamente a la ciudadanía.
No cabe duda de que la política de integración comercial y los acuerdos de libre comercio son una de las herramientas más importantes del país. Por ello, el continuar trabajando en cumplir los acuerdos establecidos para promover un próspero intercambio comercial debe ser prioridad de los jefes de política, así como asegurar la logística e infraestructura necesarias para llegar a nuevos mercados de manera competitiva.
Fuente: COMEXPERÚ