El Gobierno Regional rinde homenaje al maestro “Andrés Zevallos de la Puente”, en el centenario de su nacimiento, con el concurso internacional de pintura que lleva su nombre. A continuación nos relata parte de su vida en la lucha por conseguir su sueño de ser pintor.
Desde los 5 años, en Contumazá, donde no había pintores, descubrí sin que nadie me lo dijera que tenía una habilidad en las manos, en el patio de mi casa, con carbón o con un pedazo de arcilla hacia figuras: peces, pájaros y flores, para mí esto era parte de una habilidad que yo tenía.
Cuando mi padre nos trajo a Cajamarca, a mis 9 años, llegamos a Belén, donde vivía un familiar, daba la casualidad de que al frente vivía un hombre alto y moreno, que reunía a sus amigos y los ponía en la calle, luego él desde la ventana de su casa les mostraba sus cuadros, y la gente le aplaudía, resultó que era el pintor Bagate, y allí me di cuenta de mi habilidad de pintor tenía valor, años después Bagate fue mi maestro de dibujo y trabajos manuales en el colegio San Ramón, donde yo siempre ganaba premios.
Cuando llegué a 5to de secundaria, en el canchón, que ahora se conoce como Héroes de San Ramón, nos reunimos con mi grupo de compañeros a considerar que iba a ser de nuestras vidas, porque ya estábamos saliendo del colegio y consideramos que no íbamos a consentir en que nuestros padres influyan en nuestras decisiones, escogiendo la carrera que a ellos les parecería bien que asumamos, me preguntaba constantemente, ¿Qué voy a hacer para ser feliz?, ¿Cómo voy a asumir mi vida?, ¿Qué voy a ser?, justo por estos tiempos salió una gran noticia por el periódico, que los pintores Cajamarquinos Mario Urteaga y Camilo Blas habían ganado concursos en Chile, y fue ahí que me dije a mi mismo, yo me hago pintor.
Cuando anuncie eso en mi casa, cayó como un baldazo de agua fría, mi papá quería que yo sea abogado y mi mamá cura, por otro lado una tía me dijo, hijito, ¿Cómo puedes dejar de ser doctor por ser pintor?, después de muchos años leyendo la filosofía del existencialismo, encontré que la única forma que el ser humano podría transmontar la muerte era con sus creaciones artísticas, por lo cual lo único que se me ocurrió contestarle en ese instante fue: “Porque quiero derrotar a la muerte”.
Cuando estuve en Cajamarca, conocí a Camilo Blas, quien me convenció para ir a Lima a la escuela de Bellas Artes donde él era profesor, luego que enrumbe hacia esa ciudad, mis padres de alguna manera se convencieron y aceptaron mi decisión.
En Lima, me encontré con el gran pintor José Sabogal , una vez en la escuela de Bellas artes, a la hora de repartir los cupos, no me pusieron en el taller de Blas, sino en el taller de Teresa Carvallo, totalmente desconocida para mí; entonces, hablé con Camilo para poder estar en su taller, a lo que él me respondió: “Está bien, pero mejor hagamos una cosa, después de tres meses, usted me dice si quiere seguir con Teresa o si quiere pasar a mi taller”.
Durante esos tres meses, Teresa me acogió con gran interés, debido a mi vocación y asumió un rol orientador, entonces me quede con ella.
Por estas épocas, mi papá comenzó a tener problemas, sus 4 hijos estudiando, yo sabía que ser artista no remuneraba; entonces, yo le dije que iba a asumir mi vida y lo que iba a gastar en mí sea para mis hermanos.
Por lo tanto, fui solo a Lima, que en ese entonces era una ciudad dura y muy selectiva, sobre todo con las personas que venían de la Sierra, aunque recuerdo también que a los únicos serranos que consideraban, eran a los Cajamarquinos; porque, un día alguien me dijo: “ustedes los cajamarquinos son los únicos serranos blancos”.
Terminé únicamente los 4 años de ciclo básico en la escuela de Bellas Artes, me faltaban los 3 de especialización pero no aguantaba más, fue una época de mucha pobreza, tuve una gran lucha, realice muchas cosas para salir adelante, conocí mucha gente, incluso a Julio C. Tello, con quien hablé para que me de trabajo en el museo que él dirigía, y donde me daban la opción de trabajar en la tarde, a lo que me respondió, que me iba a aceptar, pero que todos entraban ganando el sueldo del barredor, y este último pasaba a ganar el sueldo del dibujante, tuve que aceptar pues me estaba muriendo de hambre.
Cuando renuncié al museo, por esos tiempos mi papá había arrendado una hacienda en Contumazá; entonces, decidí regresar a Cajamarca a ayudarle, me convertí en agricultor y empecé a sembrar caña, fueron en total 10 años, pero durante este tiempo, me llamaron del colegio de Contumazá para ser profesor, en ese entonces se dio la Revolución de Odría, y botaron a todos del colegio, yo ya casado y con cuatro hijos, luego del fallecimiento de mi esposa me hago cargo de ellos, terminé en la calle, sin saber qué hacer y perseguido político…
Su talento en la pintura y sus vivencias de la cultura andina hicieron que adopte la corriente indigenista, en cuyas obras muestran las actividades cotidianas del campesino(a) y la naturaleza; las mismas que fueron expuestas en diferentes galerías del mundo: Alemania, México y Estados Unidos; así mismo, fue condecorado con la “Orden del Sol Naciente”, Rayo de Oro y Plata por el gobierno de Japón.
DATO
El concurso de pintura se desarrollará el 7 y 8 de octubre, donde cientos de pintores nacionales y extranjeros se instalarán en el Centro Histórico de la ciudad de Cajamarca.