En la Constitución de todos los países democráticos se reconoce y protege el derecho a «expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción».

Los medios de comunicación son imprescindibles tanto para transmitir información como para adquirir conocimientos culturales entre otros. Unas veces, encontramos la información escrita en papel (periódicos); otras veces, la escuchamos (radio), mediante la imagen (TV) o simplemente nos llega de forma visual (anuncio en la marquesina del autobús). La información se obtiene a través de agencias de noticias, que mandan corresponsales y periodistas a todos los rincones del mundo. Estas agencias utilizan canales diferentes para comunicar sus noticias: la televisión, la radio, el satélite, etc.

Tradicionalmente, cuando se hablaba de comunicaciones, es para referirse sólo a los servicios postales o correo y a la prensa escrita. Hoy, el término telecomunicaciones se emplea para toda emisión, transmisión y recepción de imágenes, sonidos o signos a través de ondas electromagnéticas, hilo telefónico o cualquier otro sistema.

El desarrollo de las comunicaciones significa progreso y poder, pero no alcanza a todos los países por igual. ¿Sabías que en Estados Unidos, Europa y Japón es donde se desarrolla casi la totalidad del equipamiento técnico de las comunicaciones? Efectivamente, son estos países que marchan a la par de la tecnología y la modernidad.

En muchas ocasiones son ellos los que nos imponen estilos de vida a través de los medios mediante la publicidad a los países netamente consumidores. En muchos casos son veracidades, en otros es engañosa, falsa, emotiva que va dirigido a la parte sensorial de los seres humanos sin distinción. O tal vez particularizan clases sociales consumistas aprovechando el grado cultural de cada país y ciudadanos de escaso nivel educativo.

Estos tiempos modernos muchas veces son los medios los que influyen directamente en el sistema político colocando Presidentes y sacándolos en otros casos. Es decir, se cumple aquello que dice “Los medios de comunicación tumban reinos y construyen reinos”. Los intereses económicos de los grandes monopolios de la comunicación que se ponen al servicio del poder político pueden más que los derechos del pueblo. Salta a la vista en nuestra patria como se manipuló los distintos medios en la época del gobierno fujimontecinista.

Los medios de comunicación siempre deben estar al servicio del pueblo, defender el sistema democrático de los países donde reina el estado de derecho. Sin embargo, más puede el interés económico y el mantener adormecido al pueblo ya sea con la televisión, la radio y la prensa escrita. Amparaos por el sistema de intereses mellan y violan nuestra constitución y los derechos universales que consignan los derechos de los ciudadanos.

La democracia debe imperar por encima de todo y son los medios de comunicación masiva los llamados a defenderlo y promover espacios de participación ciudadana, donde se exponga y se de a conocer aquello que  le corresponde al pueblo.

Nuestro Señor Jesucristo dijo: “Da a Dios lo que es de Dios y al césar lo que es del césar”. Este principio implica libertad para actuar y expresarse sin impedimentos ni censuras corroborando la verdad por encima de todos los intereses malévolos y perversos de los grupos de poder. Cumplir con nuestras responsabilidades, deberes y obligaciones que tenemos con el estado, la patria y cultivar valores morales y éticos que involucren a las mayorías. Poniendo a Dios en primer lugar como maestro y guía para actuar en todos los aspectos de la vida social y profesional.

Claro está que en los países latinoamericanos existe una democracia débil, incipiente, transitoria, temporal, individualista que se viola constantemente cuando les conviene a nuestros gobernantes. Mientras que la población resulta la más afectada. Lo que no es así en los países europeos y Norteamérica donde sí existe una democracia auténtica, fuerte, bien cimentada, inclusive, cualquier ciudadano puede opinar y juzgar a sus autoridades sin reparos, represalias o temores a ser encarcelados. Porque sí existe verdadera libertar de prensa y expresión.