Un fuerte terremoto de magnitud 7,1 sacudió este martes fuertemente Ciudad de México y causó al menos 225 muertos, según la cifra provisional ofrecida por el coordinador nacional de Protección Civil, Luis Felipe Puente en el último balance oficial, un saldo que podría aumentar dadas las altas probabilidades de que haya más personas atrapadas bajo los edificios derruidos. Se produjeron muchas escenas de pánico justo cuando se cumplen 32 años del poderoso terremoto que dejó miles de muertes en la capital mexicana.
En la Ciudad de México, donde los muertos suman 94, hay 800 heridos y 39 edificios completamente caídos, informó el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera. De estas 800 personas lesionadas en la capital, 220 permanecen ingresadas en hospitales. Los equipos de rescate y los vecinos trabajan para encontrar y salvar a muchas personas que se temen se encuentran atrapadas bajo los escombros.
A esos 39 edificios dañados se suman 500 o 600 inmuebles que habrá que revisar para ver sus daños. De estos, otros 30 tendrán que analizarse “con mayor cuidado”, pues presentan graves daños, informa el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera.
LABORES DE RESCATE
los tres pisos de la escuela quedaron hechos una pila de concreto.Los cuerpos de 21 niños y cuatro adultos fueron sacados de los escombros, y este miércoles todas las esperanzas están centradas en rescatar a una pequeña que sobrevivió a la caída del edificio educativo.
Después de que una de las alas de la escuela primaria y secundaria Enrique Rebsamen colapsó el martes tras un sismo de 7,1, rescatistas trabajan entre los escombros y soldados ponían vigas para prevenir cualquier otro derrumbe. En el medio, un grupo decidió entrar.
Pedro Serrano, un médico de 29 años, fue uno de los mexicanos que se unió a las labores de rescate. Se arrastró por una grieta entre los restos del edificio. «Hicimos hoyos, luego pecho a tierra entramos», dijo Serrano.
Con muy poco espacio, se movió como pudo para ir lo más profundo posible entre los restos de la escuela destrozada.
«Logramos entrar a un salón colapsado, vimos unos sillones, unas mesas de madera», relató el doctor. «Y de allí lo primero que encontramos fue una pierna. De allí empezamos a mover escombros y encontramos una niña y dos adultos, una mujer y un masculino».
Ninguno estaba vivo. Los rescatistas los dejaron ahí. No había manera de sacarlos.
Frente a la escuela corría el rumor entre una multitud de que dos familias habían recibido mensajes de Whatsapp de niñas atrapadas entre los escombros. Nadie, sin embargo, podía asegurar que fuera verdad.
Las labores de búsqueda continuaron durante la noche. Camiones llenos de voluntarios armados con picos y palas recorrían las calles oscuras de la capital mexicana. De vez en cuando algunos rescatistas que estaban en la escuela pedían guardar silencio para intentar escuchar cualquier señal de vida.
Los voluntarios dejaron de pasar vigas de madera y cubos llenos de escombro y se quedaron quietos.
En silencio alzaron los puños en un gesto de esperanza, solidaridad y entereza. (Fuentes: AP/La Vanguardia/La Nación).